Matilde Muñoz, la periodista cultural a la que Franco desterró de su profesión

01.04.2021

Matilde Muñoz Barberi lo reunía todo para convertirse en una de las grandes periodistas y escritoras españolas del siglo XX. De hecho, llegó a serlo, aunque su trayectoria se frenó en seco, ya que el régimen de Franco le negó de forma oficial el derecho a ejercer la profesión periodística debido a su simpatía con la República. 

Nació el 11 de abril de 1895 en Madrid y falleció el 12 de agosto de 1954 en La Habana (Cuba). Conocida también por el seudónimo de Selma Barberi, era hija del periodista Eduardo Muñoz García. Precisamente, la enfermedad de su padre hizo que Matilde cubriera sus indisposiciones e hiciera críticas musicales siendo muy joven en el diario madrileño El Imparcial. Así inició una trayectoria repleta de grandes artículos, entrevistas, novelas, radionovelas, obras de teatro, ensayos y hasta un guion de cine.

Matilde comenzó a escribir en este medio en El Imparcial en 1913. Tras la muerte de su progenitor, un conocido cronista de la época, Mariano de Cavia, hizo la presentación pública de Matilde Muñoz en la primera página del periódico. En ella desveló la autoría de la misteriosa firma de la revista musical y cubrió de elogios a la joven. La periodista mantendría su trabajo en este periódico hasta 1926. La sección cultural de El imparcial fue de la más importante en lengua española durante décadas contando con la colaboración de las firmas de la Generación del 98: Unamuno, Maeztu, Azorín y Baroja.

Pero Matilde Muñoz no solo escribió y publicó en El Imparcial, lo hizo en gran número de revistas y diarios como la novela gráfica Estampa y fue una de las voces del diario hablado de Unión Radio Madrid. "No tardó en revelarse como una periodista de orientaciones generales y en abordar en sus artículos todos los temas. Muy pronto se hizo un nombre, que vimos figurar en gran número de revistas y diarios", decían de ella en 1930 en el rotativo La voz.


Matilde Muñoz: formación y escritura

En cuanto a formación, Matilde Muñoz Barberi estudió Filosofía y Letras en Madrid, alcanzando el doctorado, y especializándose en el Siglo de Oro. Esta trayectoria se trasladó en sus escritos mediante una argumentación consistente y sólida, abordando estéticas que en muchos casos eran contrarias a su opinión y deslizando sus propios pensamientos musicales combinando crítica, ensayos y capítulos de escritura literaria, según leemos a Eva González Bullón en la revista Sineris. Su conocimiento musical le llega por ser discípula de Julio Gómez, compositor de ópera.

Matilde Muñoz se asocia con la Edad de Oro de la crítica musical española ligada a la neutralidad de España en la primera Guerra Mundial cuando los periódicos pasaron a ser menos políticos y más culturales como explica Emilio Casares en Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana: "En torno a 1915 se puede detectar en Madrid una actividad crítica sin precedentes, de forma que todos los periódicos cuentan ya con uno o varios críticos musicales, dado que era muy común tener un especialista en teatro lírico y otro en música instrumental".

Pero su capacidad de escritura estuvo más que contrastada, según un artículo de Alberto Insúa en el que caracterizó su escritura:  "Su sólida y extensa cultura y un estilo correcto y claro, lo mismo firmaba la glosa de un acontecimiento musical que la información pintoresca o el artículo de costumbres. Parecía adscrita al periodismo. Al gran periodismo: el que exige virtudes literarias en quien lo profesa, lectura y vigilantes en diversos idiomas y algunos vuelos más allá de las fronteras de la patria para estar al tanto de las palpitaciones del mundo".

Publicación de 1930 en Blanco y Negro
Publicación de 1930 en Blanco y Negro

Al margen de su trabajo como periodista, comenzó a publicar libros con 22 años, entre ellos ensayos, novelas, publicaciones musicales y obras de teatro. También residió un tiempo en París donde tuvo contacto con los movimientos artísticos de su época. En concreto, su primer libro fue el volumen De música. Ensayos de literatura y crítica, editados en 1917 por El Imparcial, recopilando escritos de crítica musical aparecidos en este rotativo. En cuanto a sus novelas, publicó La señorita del sombrero feo: Lecturas para mi hija en 1926. En 1930, se editó La virgen muerta, del que en el periódico La voz afirmaron: "Luce un espíritu romántico a través de una novela lírica donde Matilde Muñoz reclamaba entrar en la pequeña pléyade de las auténticas novelistas españolas".

También se muestran entre su bibliografía títulos tan curiosos como Napoleón, sus cartas de amor a Josefina, de 1935. Precisamente, entre esta publicación y la siguiente hay un vacío de una década en la que la periodista vivió la Guerra Civil simpatizando con el bando republicano y sufriendo la censura con la dictadura de Franco, hasta el punto de tener que exiliarse. Según distintas fuentes, al establecerse el régimen franquista le fue negado de forma oficial el derecho a ejercer el periodismo.

Trayectoria en Cuba

A partir de 1945, pudo retomar sus actividades periodísticas en Cuba. Lo hizo como redactora del semanario El Siglo, donde comenzó a firmar con el seudónimo de Selma Barberi, y a través del Circuito CMQ, una cadena de radio y televisión cubana, donde antes, en 1942, había tenido un notable éxito con su radionovela Tú me robaste su amor. Con el mismo seudónimo, en 1945 publicó la novela El amante infinito.

En materia cultural, formó parte de la Academia de Arte Dramático, del Grupo Prometeo y del Grupo Escénico Libre. Se llevaron a escena obras escritas por ella como 7-B-X-C, Las máscaras apasionadas, La rifa de Nicanor o Todo lo puede el amor y Nocturno. También dirigió la puesta en escena de obras de otros autores, como De la vida de una mujer, del español Gregorio Martínez Sierra. Asimismo, fue una de las guionistas de la adaptación al cine de La esfinge maragata (1950), a partir de una novela de Concha Espina. La dirección corrió a cargo de Antonio de Obregón.

Otros trabajos de interés de Matilde Muñoz llegaron con la publicación de estudios como Antología de poetisas hispanoamericanas modernas, Historia del Teatro Real y, sobre todo, Historia de la zarzuela y del género chico, que fue un éxito en España en 1946.

Cuando murió, en 1954, estaba escribiendo la novela Palmolive.

Matilde Muñoz y el voto femenino

La revista Mujeres españolas en 1931 y, según cita el blog Los 40 homenajes, recogió la opinión de Matilde Muñoz sobre el voto femenino:

"Creo que cuando se admiten en el sufragio los votos masculinos, sin hacer información previa de la cultura, la inteligencia y la moralidad de los votantes, no deben existir, en justicia, inconvenientes para que vote la mujer".

En la actualidad, Matilde Muñoz Barberi es otra de esas escritoras, que, aunque tuvo relevancia en su época, fue silenciada tras la Guerra Civil y tuvo que ganarse la vida lejos de España. En la actualidad, apenas queda alguna referencia a su biografía en la red y algún ejemplar suelto de El amante infinito en librerías de segunda mano junto a alguna edición de la que se desconoce su procedencia de las cartas de Napoleón en Amazon.