Ramón J. Sender y Réquiem por un campesino español

05.12.2020

Esta novela corta, Réquiem por un campesino español de Ramón J Sénder, es de argumento duro y tiene un interesante trasfondo crítico. Se trata de uno de los títulos más emblemáticos de la narrativa del exilio.  

Ramón J Sender sabía de lo que hablaba, ya que creció en un pequeño pueblo de Huesca muy similar al escenario de la obra literaria. Tras trabajar en varios periódicos, regresar al pueblo para casarse obligado por su padre y luchar en la Guerra de Marruecos, el estallido de la Guerra Civil le cogió veraneando en la sierra de Segovia. Él consiguió pasar a zona Republicana, pero fusilaron a su mujer y a su hermano. Cuando puso a salvo a sus hijos, luchó a favor del bando republicano y estuvo en un campo de concentración. Consiguió exiliarse a Nueva York, moviéndose entre México y Estados Unidos hasta su muerte en 1982, aunque pudo viajar en varias ocasiones a España como cuando le concedieron el Premio Planeta en 1969.


Biografía de Ramón J. Sender

Réquiem por un campesino español

Considerada una de las mejores novelas españolas, fue publicada en México con el nombre de Monsén Millán en 1953, tomando el título de Réquiem por un campesino español. Fue censurada en España por el régimen. Más que una novela de la Guerra Civil, muestra una situación de preguerra en un pueblo aragonés. En concreto, cuando el rey Alfonso XIII abandona España y se proclama la República. La novela tiene un lenguaje sencillo y directo, con un tono de tensa calma y desde un narrador omnisciente para una estructura cronológica en analepsis.

El argumento comienza ante la misa funeral en memoria (réquiem) de Paco El del molino. El cura, Mosén Millán, mientras espera en la sacristía a los fieles para el funeral, recuerda la vida del fallecido y entona un romance sobre la muerte. Lo hace partiendo del nacimiento, ya que el propio párroco bautizó a Paco, que en su infancia fue monaguillo, aunque quería ser campesino.

Uno de los fenómenos que marcó al niño fue la visita a un hombre muy pobre que vivía en unas cuevas para darle la extremaunción. El niño aconteció cariacontecido a la escena sin poder explicarse que nadie ayudara a aquel hombre.
Paco se casó con una chica del pueblo, Águeda. Poco antes de la boda fue detenido por un rifirrafe con la Guardia Civil sin mayores consecuencias. En la boda, se empezó a hablar de un posible cambio político en Madrid contra el rey. Hubo elecciones, entrando en el Ayuntamiento nuevos concejales jóvenes de clases humildes. La familia de Paco pagaba arrendamiento por los pastos a don Valeriano, administrador del duque. Paco, ante el nuevo panorama político, pretendía quitarle las tierras al duque. De hecho, con la República, se suprimieron los bienes de señorío en Madrid, mientras que en el pueblo había una pugna jurídica.

Tras el repaso mental que el cura hizo a la vida de Paco, comenzó la misa sin que hubiese nadie salvo los tres señoritos y enemigos, que quisieron pagar la misa.

El argumento comienza ante la misa funeral en memoria (réquiem) de Paco El del molino. El cura, Mosén Millán, mientras espera en la sacristía a los fieles para el funeral, recuerda la vida del fallecido y entona un romance sobre la muerte. Lo hace partiendo del nacimiento, ya que el propio párroco bautizó a Paco, que en su infancia fue monaguillo, aunque quería ser campesino.

Uno de los fenómenos que marcó al niño fue la visita a un hombre muy pobre que vivía en unas cuevas para darle la extremaunción. El niño aconteció cariacontecido a la escena sin poder explicarse que nadie ayudara a aquel hombre.

Paco se casó con una chica del pueblo, Águeda. Poco antes de la boda fue detenido por un rifirrafe con la Guardia Civil sin mayores consecuencias. En la boda, se empezó a hablar de un posible cambio político en Madrid contra el rey. Hubo elecciones, entrando en el Ayuntamiento nuevos concejales jóvenes de clases humildes. La familia de Paco pagaba arrendamiento por los pastos a don Valeriano, administrador del duque. Paco, ante el nuevo panorama político, pretendía quitarle las tierras al duque. De hecho, con la República, se suprimieron los bienes de señorío en Madrid, mientras que en el pueblo había una pugna jurídica.


Valeriano dio orden de disparar si alguien entraba en las tierras. Paco se retó con él, y aseguró en su entorno que con el dinero del arrendamiento quería hacer mejoras en el pueblo.

La Guardia Civil dejó el pueblo, pero llegaron unos señoritos armados que mataron a seis campesinos y al zapatero. Paco se escondió en una zona conocida como Las Pardinas. Los invasores tomaron el ayuntamiento, quemaron la bandera de la República y Valeriano anunció que seguiría la caza: "No queremos reblandecida mentales. Estamos limpiando el pueblo, y el que no está con nosotros está en contra". 

Continuaron las ejecuciones e incluso ametrallaron a muchas mujeres, aunque seguían sin encontrar a Paco. Amenazaron al cura, que sabía su escondite de boca el padre de Paco. Finalmente, terminó desvelándolo. Tras un infructuoso intento de detenerlo, hicieron que el clérigo entrara en Las Pardinas para hablar con Paco. Le dijo que no lo matarían, que lo juzgarían ante un tribunal. Se entregó, pero lo terminaron fusilando. Lo mataron junto a otros dos vecinos que vivían en las cuevas y no habían hecho nada. Paco murió diciendo: "Él me denunció..., Mosén Millán, Mosén Millán..." 

Tras el repaso mental que el cura hizo a la vida de Paco, comenzó la misa sin que hubiese nadie salvo los tres señoritos y enemigos, que quisieron pagar la misa.

Junto a la trama y a la vida de Paco el del molino, es clave en la novela la ambientación en un pueblo que cumplía todas las tradiciones religiosas, con grandes diferencias entre terratenientes y campesinos y donde no faltan intensas conversaciones de de sus gentes, como las protagonizadas por las viejas del carasol, donde destaca la Jerónima.

Comprar Réquiem por un campesino español por 6,60 euros

Ramón J. Sender, en una lectura que puede realizarse en algo más de una hora, es capaz de sintetizar buena parte de la historia de España más dura e injusta. 

La novela del exilio

Ramón J Sender ofrece una visión crítica y comprometida. Su obra ya había comenzado antes de la guerra con títulos como Siete domingos rojos (1932) o Mr. Witt en el cantón (1935). Entre 1942 y 1966 publicó Crónica del alba, una serie de novelas de tono autobiográfico donde el autor compone, a través de la vida del personaje, la memoria emocional de todo un país.

No hay que olvidar otros novelistas en el exilio como Max Aub, Arturo Barea, Rosa Chacel, Paulino Masip, Francisco Ayala o Esteban Salazar Chapela.