Magia cantábrica: Un viaje entre San Sebastián y Finisterre que te cambiará la vida

10.02.2019

España está llena de lugares con encanto. Sin embargo, es muy diferente el norte del sur, el este, del oeste. Hoy quiero dar a conocer una ruta por la Cornisa Cantábrica en un viaje de este a oeste. Muchos relacionan un recorrido así con el Camino de Santiago, pero independientemente de la ruta sacra, es posible hacer un recorrido, bien en coche o incluso usando autobús, entre paisajes y rincones llenos de encanto, donde podrás desconectar o relacionarte con las gentes del lugar y descubrir sensaciones que te cambiarán la vida. 

Hemos seleccionado 10 lugares dentro de nuestra ruta por el Cantábrico sabiendo que nos dejamos muchos atrás. Entre cada parada hay sitios que también nos llenarán de fuerza, pero aquí están algunos de los escenarios del libro Las calles que se volvieron playas. Comenzamos mi ruta por la magia cantábrica:


Ruta por el Cantábrico

San Sebastián. Playa de la Concha

Si hay una playa de España famosa, esa es la playa de la Concha, una playa urbana en San Sebastián que supone un remanso de paz de cara al mar Cantábrico y bien escoltada por los montes Igueldo y Urgull. Pasear por este lugar nos retrotrae a finales del siglo XIX, de esa época son muchos de los edificios más emblemáticos de la zona como el Palacio Miramar o el Casino. La reina Isabel II y la regente María Cristina tuvieron especial interés por San Sebastián. Los 271 tramos de barandilla de la playa están marcados por la historia, son testigo vivo de la llamada Belle Epoque donostiarra. No te pierdas en el extremo oeste de la playa el Peine del Viento, esculturas de Chillida.


Zarautz (País Vasco)

Con sus 2,5 kilómetros de longitud, la plaza de Zarautz es la más extensa de la costa vasca. La reina de las playas también se encuentra junto al casco urbano, escoltada por acantilados que crean bonitos contrastes. Es un espacio de singular encuentro entre familias y surferos. Esa diversidad es muy bien recibida por su histórico malecón. Caminar por su paseo marítimo y llegar hasta Getaria es un placer para los sentidos.


Laredo (Cantabria)

Damos un importante salto hasta Cantabria para alcanzar Laredo, un pueblo que conjuga sus playas con un encantador casco histórico, la Puebla Vieja. El 28 de septiembre de 1556 el emperador Carlos V desembarcó en este puerto antes de retirarse hasta Yuste, en Extremadura. Lo hizo en la galera Espíritu Santo junto a otras 56 naves en un hecho que cada año se rememora en unas calles de edificios con sabor añejo donde afloran historias del esplendor del imperio español. Desde su mirador se pueden observar las partes nueva y vieja de la ciudad.


Santander. Península de la Magdalena

Santander tiene muchos rincones para perderse en una ciudad cuyo centro urbano intenta refugiarse del Cantábrico, pero con zonas que se abren a él. La península de la Magdalena es azotada por el mar y su archiconocido palacio está rodeada por un bosque por el que es posible caminar disfrutando por un lugar real. Es un espacio que gustará a los niños porque hay un pequeño zoo y la recreación de unas antiguas galeras. Además hay un reto: encontrar el estanque secreto.


Comillas (Cantabria)

Pocos pueblos reúnen tanta variedad de lugares por visitar en tan poco espacio. Comillas cuenta con El Capricho, un edificio modernista creado por Gaudí en los primeros años de su carrera. Pero Comillas tiene también un casco histórico de calles empedradas que resulta llamativo, una bonita playa y una zona alta con una ermita de vistas espectáculares al mar. No pierdas de vista su cementerio gótico y el ángel exterminador.

Comillas.
Comillas.


Ribadesella (Asturias)

La desembocadura del río Sella marca la localidad de Ribadesella al separar en dos su casco urbano. La historia de la localidad se puede ver a través del Paseo de la Grúa a través de unos paneles cerámicos con dibujos de Mingote. Desde allí puedes llegar a la ermita de la Virgen de la Guía desde donde divisar una vista espectacular de Ribadesella y del mar. En la zona también hay vestigios de la Prehistoria.

Ribadesella.
Ribadesella.


Cudillero (Asturias)

La vista de Cudillero cuando nos aproximamos al pueblo ya es de por sí espectacular. En un recodo de la costa afloran sus coloridas casitas amontonadas en la ladera. Perderse por sus callejones es un placer, así como mezclarse con sus gentes. Dicen que en la Alta Edad Media, una comunidad de vikingos se asentó en Cudillero, de ahí que cuenten que haya rasgos del norte de Europa en la población, aunque no deja de ser una leyenda. Alrededor de Cudillero hay además hermosas calas y lugares que invitan al retiro como la Playa del Silencio.


Ribadeo (Galicia)

La localidad de Ribadeo es mundialmente conocida por la playa de las Catedrales, considerada de las más bonitas del mundo. Y lógicamente es un lugar que no te puedes perder por sus arcos de piedra que emergen como piernas de gigantes azoatas por el mar. Pero su conjunto de playas es también muy especial, tiene 18 kilómetros de costa para bordear caminando o en bicicleta con unos paisajes espectaculares.

Playa de las Catedrales. Ribadeo.
Playa de las Catedrales. Ribadeo.


Ortigueira, acantilados de Loiba (Galicia)

Santa Marta de Ortigueira es una población de pescadores donde destaca su iglesia y su fortaleza, pero un lugar cercano se ha puesto de moda por pasar a ser el banco más bonito del mundo, según una inscripción que alguien escribió en su respaldo. Se encuentra sobre los acantilados de Loiba con una panorámica impresionante que va desde Estaca de Bares al cabo Ortegal, un lugar para meditar olvidándose de todo.

Banco sobre los acantilados de Loiba.
Banco sobre los acantilados de Loiba.


Finisterre (Galicia)

Cuando a un lugar se le conoce durante siglos como el final de la tierra ya atrae de por sí. Y esa es la sensación cuando pasamos el municipio de Fisterra y nos dirigimos hasta el faro, la tierra parece terminar. Podemos perder la vista en dirección al gran océano Atlántico y solo veremos una infinita masa de agua. Allí se encuentra el kilómetro cero del Camino de Santiago y uno de los atardeceres más bellos que podrás presenciar.


La mayoría de estos lugares y algunos otros sirven como escenario de la novela Las calles que se volvieron playas donde su protagonista, Alberto, emprende un viaje para seguir los últimos pasos de su fallecido hermano. Descubrirá los secretos que fue dejando por el camino y se irá encontrando con una forma de vida diferente.

NOVELA LAS CALLES QUE SE VOLVIERON PLAYAS